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Taquerías

¿Por qué no existen grandes cadenas de tacos en México?

René Lankenau / José Perales

Del Taco no es la cadena de comida mexicana más grande en EUA. Pero con 600 restaurantes en 16 estados, sí es importante — tanto así, que en 2021 Jack in The Box pagó $575 millones de dólares por ella.

En México hay casi 400 sucursales de KFC. Casi 700 Little Caesar’s. Unos 300 Carl’s Jr, unos 375 McDonald’s y más de 400 puntos de Burger King.

¿Pero cadenas de tacos? Ninguna que se acerque ese tipo de dimensiones — y mucho menos a las dimensiones que logran las cadenas de comida mexicana en EUA. ¿Por qué?



El Fogoncito abrió su primera sucursal en 1968. Más de cincuenta años después, su marca es una de las mejor posicionadas — pero aún así no tiene más de 20 sucursales. En 2019 lanzó una campaña de crowdfunding para tratar de crecer.

Por su parte, Taquearte tenía ocho restaurantes en 2016, 12 en 2017 y para 2018 quería sumar 18 nuevas sucursales (utilizando un modelo de franquicia). Sin embargo, según su página hoy tiene 22.

El Tizoncito — fundada en 1966 — tiene 15 sucursales. Tacos Mode cuatro sucursales. El Charco de las Ranas, tres. El Califa, 15.

¿Qué impide que las taquerías se multipliquen más allá de una cierta escala?

Nexxus Capital creyó que esto tenía que cambiar. Era 2011, y el fondo de capital privado — famoso por sus inversiones en empresas como Genomma Lab, Grupo Hotelero Santa Fe y Traxión — lanzó un vehículo dentro del cual buscaría construir y proyectar grandes cadenas de restaurantes (similar a Alsea, que justo acababa de hacer su IPO en 2010). Taco Holding estaba conceptualizado como una entidad controladora que administrara e impulsara diferentes conceptos y formatos — incluyendo a Krispy Kreme y las pizzas Sbarro — y que en el núcleo tendría los nombres más importantes en el mundo de los tacos.

“En México suena un poco ilógico que tenemos grandes cadenas de restaurantes, pero ninguna de tacos. Nuestra intención es poder consolidarlas y tener una cadena nacional de tacos en México” comentó en 2014 uno de los entonces socios del fondo a la revista Expansión.

Ese mismo año, Nexxus pagó $33.8 millones de pesos para quedarse con Taco Inn. La marca habría tenido 95 puntos de venta, de las cuales la mayoría eran franquicias.

Después, en una transacción de $186 millones, Taco Holdings se hizo del 100% de El Farolito. Estaban pagando 0.9 veces ventas por una marca que tenía 21 unidades — siete restaurantes propios y 14 franquiciados — y que en total generaban ingresos de unos $16 millones de pesos al mes.

Taco Holdings seguiría creciendo — sumó los restaurantes de La Mansión (un acuerdo de más de $900 millones, que incluía al menos otras siete marcas), así como los Carl’s Jr de la CDMX (otros $400 millones de pesos). Para 2016, Nexxus acumulaba 484 puntos de venta y más de 12 marcas en Taco Holdings.

Sin embargo, de los 484 más de la mitad eran cafeterías, neverías y las tiendas de Krispy Kreme. Otras marcas, como Carl’s Jr y Sbarro, aportaban también decenas de puntos de venta. ¿Las taquerías? No más del 20%.

La aventura de Taco Holdings no prosperaría. Año tras año anunciaban que la llevarían a la bolsa, pero finalmente en 2018 Nexxus comenzó un proceso de desinversión — y una de las primeras marcas que vendió fue precisamente Taco Inn. Para 2019 había unas 40 sucursales de esta marca de tacos, y de acuerdo con su página, actualmente quedan 22.



Atarantados es parte de una nueva generación de taquerías.

Sergio Cantú estaba en Inglaterra trabajando para la Fórmula 1. Había estudiado ingeniería automotriz en Londres, y llevaba varios años en Europa. Pero también había ido desarrollando una pasión por la comida, y terminó incursionando en el mundo gastronómico cuando lo invitaron a invertir en un restaurante de CDMX. Jamás se imaginó que esto lo llevaría a convertirse en restaurantero.

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